1. INTRODUCCIÓN

El presente trabajo se enmarca dentro la línea investigativa de la literatura regional, por circunscribirse a un espacio geográfico políticamente determinado: el Departamento del Tolima. La palabra región trae consigo múltiples connotaciones pero de manera particular nos remite a un espacio físico que representa una “unidad” determinada por factores topográficos, climáticos, económicos, socio-culturales e históricos, entre otros. La etimología del término procede del latín regi, que significa ‘espacio colocado bajo el mismo poder’ (Rivera y Rico, 2007:67). En una región confluyen diversos elementos simbólicos, imaginarios, conocimientos y prácticas sociales, es decir, elementos culturales. Hay que tener en cuenta que región no significa homogeneidad, ni totalidad armónica sin disonancias, tampoco territorialidad compacta ni tradiciones aseguradas; por el contrario, en la región pervive la heterogeneidad y la pluralidad. Para reconocer lo regional hay que explorar el principio de diversidad en la unidad.  Para este trabajo de investigación consideramos como región al marco político-administrativo de un territorio, en donde:

…han tenido lugar procesos continuos y variados de asentamiento y producción humanos, acumulación de conocimientos y formación de cultura y personalidad en los grupos ocupantes […] Se identifican entonces como contenedores territoriales activos o formales, que constituyen eventuales entidades de gobierno”(Fals, 2003: 9).

En una era globalizada, es necesario para la región tener una mayor conciencia de los diversos componentes que la integran, reconocer en qué medida contribuyeron o contribuyen a la construcción o permanencia de esta, saber que la palabra región va más allá de un escudo, una bandera y un himno. Lo global y lo particular no son cosas contrarias sino complementarias que deben fortalecerse mutuamente.  La unidad y la identidad surgen en términos de las diferencias y sus productos. Pero la diferencia no debe entenderse como negación de lo similar o lo parecido. Es necesario organizar lo diverso, lo peculiar, o excepcional, lo discontinuo, lo singular y lo contradictorio en algunos marcos  consensuados, que para nuestro caso será la región, entendiendo que este criterio puede ser parcial, frágil, y quizá revisable.

Dentro del anterior contexto, hablar de literatura regional trae dificultades. Una de ellas es el desconocimiento y la marginalidad a la que se ve relegada este tipo de literaturas, en algunos casos por ser consideradas deleznables, faltas de “universalidad” o elementales. En otros casos por debates inocuos de algunos críticos y teóricos que piensan que no es importante la relación región–literatura para aproximarse a fenómenos literarios, pues la obra de arte debe ser independiente de su autor y procedencia; otras veces son los intereses hegemónicos y globalizadores los que pretenden desaparecer las fronteras sociales, económicas, políticas y culturales. Esto ha generado una “centralización” no sólo económica sino también cultural. Otro elemento desfavorable ha sido la exaltación gratuita de ciertas tradiciones simplemente por el hecho de ser consideradas como parte de la “identidad regional” de un lugar. Algunos llegan a confundir literatura de una región con literatura sobre una región. Entonces ¿cuál es la validez de hacer un estudio sobre una región en particular? Gilberto Giménez dice:

“Como organización del espacio, se puede decir que el territorio responde en primera instancia, a las necesidades económicas, sociales y políticas de cada sociedad […] pero su función no se reduce a esta función instrumental: el territorio es también objeto de funciones simbólicas y una especie de pantalla sobre la que los actores sociales (individuales y colectivos) proyectan sus concepciones de mundo” (2000: 93).

La literatura de una región es un entramado de significaciones, simbolismos, concepciones de mundo e imaginarios, donde el hombre despliega gran parte de eso que Heidegger llamó “el ser en el mundo”.  Esto se constituye en referentes identitarios para, como plantea García Canclini, “interactuar con las múltiples ofertas simbólicas internacionales desde posiciones propias” (2000:332). En la gran aldea global los estudios sobre lo regional implica no dejar desaparecer lo propio frente a lo ajeno, se constituye como lo plantea el profesor Vargas Celemín (2003:89), en una propuesta política de resistencia ideológica y artística para defender la autonomía y los capitales simbólicos que se encuentran condensados en la obras. O, si se me permite el término, defender la “identidad” de los pueblos, teniendo en cuenta que estamos en la época de los discursos posmodernos en donde el sujeto es descentrado, disperso, dividido, heterogéneo, por lo que “identidad” no puede entenderse como idéntico (del latín “idem”) sino como una construcción provisional, temporal, histórica e hipotética, es decir, identidad sería lo propio frente a lo ajeno. Paul Ricouer, según Roció Silva Santisteban (1999), hace dos lecturas del concepto de identidad: 1. “lo mismo” 2. “Sí mismo”. Dice la autora que Ricouer en Soi-meme comme un autre[1] no se propone meramentela deconstrucción del uso de “identidad” sino su reconstrucción filológica, demostrando que esta palabra que nombra o renombra al yo frente al lenguaje posee una historia no sólo intrincada sino procesal; una actualidad, por lo mismo, potencialmente abierta. Sólo se puede pensar la identidad desde su narrativa, esto es desde su relato de construcción y autoreflexión. Lo que se busca es una voluntad, un deseo de construcción de identidad en los discursos para lograr cierta autoidentificación, que se hace recíprocamente frente a los otros discursos. Esto es la “inclusividad del ‘sí mismo’ desde el otro” (Silva, 1999).  La identidad se construye como representación, no para conceptualizarla ni para centrarla, sino para hallar la diferencia mutua, la resistencia posible, la reafirmación de apertura.

La presente investigación está concebida e impulsada desde la academia, en el llamado a brindar un soporte bibliográfico prácticamente inexistente hasta entonces. El resultado de este trabajo permite a futuros investigadores en el campo de los estudios regionales sobre la lírica, tener acceso a una fuente bibliográfica y panorámica de los autores en el periodo aquí propuesto.

Hacer divisiones espaciales (Tolima) y temporales (1905-1955) como las que se ha planteado, tiene sus fundamentaciones. En primer lugar el Departamento del Tolima fue creado política y administrativamente en el año 1905, aunque durante la Colonia, el territorio formó parte de las provincias de Neiva y Mariquita. Esta es la razón por la que damos inició a este estudio en el año 1905.  El corte que he propuesto de 1955 tiene razones metodológicas simplemente, se pretende abarcar los primeros cincuenta años de poesía en el Tolima. Además queda abierta la posibilidad para que futuros trabajos de investigación complementen este relevamiento hasta fechas más próximas. La demarcación del periodo obedece a un criterio cronológico que relaciona en principio la productividad textual y su contexto histórico social generador.

Sabido es que pocos investigadores en Colombia han estudiado la poesía tolimense y que quizá el único (salvo algún caso) que ha hecho antologías y estudios en el departamento ha sido el escritor Carlos Orlando Pardo y su casa editorial Pijao Editores. Fuera de sus aportes, sólo existen algunos ensayos aislados sobre tópicos particulares. Los textos que han abordado el fenómeno de la poesía tolimense se quedan en miradas someras, intuitivas y generales.  Por ejemplo, se dice que la poesía tolimense ha sido tributaria y rezagada o que no existe una verdadera tradición poética en el Tolima; pero estas tesis no van respaldadas por análisis y argumentos sino más bien por intuiciones. Estos juicios a priori sobre la poesía tolimense, asumiendo de entrada que región, periferia y provincia es igual a mediocridad e ingenuidad, ha hecho que muchos la consideren como algo deleznable que no vale la pena ser estudiado. Queda claro, la visualización que hay en la actualidad de la poesía tolimense de primera mitad de siglo XX es mínima, de ahí que nombres como Arturo Camacho Ramírez, Diego Fallón, Juan Lozano y Lozano y Germán Pardo García sean casi desconocidos por las nuevas generaciones.

El hecho concreto es que hasta el momento no se ha realizado un levantamiento bibliográfico siguiendo normas técnicas internacionales. De ahí que el objetivo principal de este trabajo investigativo es presentar el levantamiento bibliográfico más completo que se pueda hacer hasta el momento de libros de poesía publicados entre 1905 y 1955 y un panorama de autores, que revele datos biográficos importantes, comentarios de la crítica sobre sus obras, así como una descripción de sus principales características estéticas y formales.

Este estudio procura explorar las particularidades de la poesía tolimense producida en la época estudiada, ahondando en los aciertos y/o dificultades, dilucidando si existe una tradición del género, con hitos y tendencias estéticas reconocidas por la tradición y la crítica especializada. Se trata de reafirmar o cuestionar dicha tradición desde una postura académica.

Como la poesía es un fenómeno complejo en los planteamientos del lenguaje y la producción de sentidos y significados, se hizo necesario implementar un modelo holístico para esta investigación; el primero es arqueológico, pues a través de los libros de poesía, como manifestaciones culturales de un pueblo,  se reconstruye  la producción poética de un contexto espacial específico (Departamento del Tolima) y de un periodo temporal definido (1905-1955). El segundo modelo de investigación se corresponde con el panorama, centrado en una región y en un momento específico, complementado por el factor cualitativo, teniendo en cuanta que la poesía —por ser creadora de mundos a través del lenguaje y acrecentar búsquedas estéticas—, es lo que define su calidad y su permanencia. El tercer modelo orientador es el cuantitativo, al apoyarse en pruebas estadísticas tradicionales para establecer la presencia de autores tolimenses en antologías nacionales. En este sentido, los factores cuantitativos servirán como apoyo para corroborar la calidad de las obras y verificar su presencia a nivel nacional, buscando tener bases sólidas que se alejen de la intuición y del prejuicio que tanto daño han hecho a la lírica tolimense.

Este estudio se presenta en tres partes complementarias. El primer capítulo corresponde al levantamiento bibliográfico de libros de poesía publicados por autores tolimenses entre 1905 a 1955. El segundo apartado, corresponde al panorama de autores, en donde se reseña algunos aspectos bio-bibliográficos de los poetas y se describen las principales características estéticas y formales de la obra publicada durante el periodo estudiado. En el tercer momento se revisan las principales antologías de poesía colombiana para verificar la trascendencia a nivel nacional de los poetas que aparecen en el levantamiento bibliográfico. Esta información se presenta en cuadros y en tablas estadísticas, estableciendo desde lo cuantitativo cuáles son considerados como hitos destacados o “tradición consolidada”.


[1] Paul Ricoeur. Oneself as another. The Chicago press. 1992.  Publicado originalmente como Soi-meme comme un autre. De suil, 1990.

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